miércoles, 26 de agosto de 2015

La mitad de la mitad

Desperté a la salida del sol. No como solía hacerlo. De hecho eso no era despertar a la salidad del sol, era básicamente despertar en plena oscuridad de los últimos minutos de la noche. 
Dejémosle en despertar muy temprano. 
Eran las 6:26 am para ser exactos. Tomé un poco de fruta y leche y después tomé mi, ya clásico, café de la mañana pero era aún muy temprano para el café. Perdí un par de horas en la web. Me preparé para el día, por el cual no tenía expectativas de nada. Sólo me daba gusto que vería a mi pareja sentimental (qué cursi). 
Nos encontramos en el lugar de la cita acordada. Muy románticos asistiendo a la rueda de prensa de un evento conocido en la ciudad. Nos encontramos con varios amigos que nos felicitaron por nuestro viaje que no duró tanto como hubiéramos querido. Pero esa es otra historia que después contaré. Salimos a comer y ahí pasó todo. 
Vivo la crisis existencial de mis veintes. La mitad de mis veintes. La crisis del posible cuarto de vida que tengo por delante. O la tercera parte de mi vida, sin ser tan optimistas. No tengo trabajo ni un pasatiempo fijo. Hago un poco de todo lo que sea relevante a las redes sociales, tomar fotos de vez en cuando, leer alguno que otro libro pero no hago ni deporte, ni nada que tenga repercusión en un futuro profesional ni de bienestar. 
No saben lo díficil que es vivir en una era donde muchos de mis colegas (colegas de edad) ya tienen empresas o han hecho algo significativo y valioso con sus vidas. Nunca pensé encontrarme en este punto de mi vida porque siempre hice un poco de todo lo que me gustaba pero no sé, parece algo diferente en esta ocasión. 
¿Serán mi ánimos? ¿Mi optimismo ha decaído tanto? ¿La presión de mis padres ya empieza a quitarme el sueño? ¿Tengo estándares muy altos sobre lo que una persona de mi edad debería estar haciendo? O simplemente ¿me frustra no tener ni mi título en manos? Un poco de todo y creo que ya exploté. A veces no sé si llorar, reírme, enojarme, correr, brincar, patear a alguien...
Todos los días mi pareja me recuerda el porqué decidimos estar juntos. La verdad sé muy bien porqué estoy con él. Siempre es atento y amable, busca mi bienestar y me apoya incondicionalmente. Es un gran compañero de vida. Es mi mejor amigo. Puedo ser completamente abierta y sincera con él y sé que me va a entender y de vez en cuando escucharé alguna opinión que siempre me abrirá los ojos a otra visión. Cuando me siento decaída, ahí está para ayudarme a ayudarme a mí misma a levantarme de nuevo y entender que aunque me sienta sola en esto que me pasa, realmente no lo estoy. Y nunca lo estamos realmente, es sólo que en ocasiones decidimos cerrarnos por miedo a sufrir pero, y aunque suene a la misma historia que todos nos dicen, de todos modos sufriremos con o sin amor, así que adelante a ser valientes y a seguir enfrentando la vida porque ésa sí, no se detiene por nada ni nadie. 
Lo único que les puedo decir es que tener un compañero como el que yo tengo, no se permite perderlo. Y todos los días quiero que él sepa eso. Quien sea que me lea ahora, recuerda esto: a los que te rodean y te procuran, hazles saber que notas que ellos están ahí. No despreciemos la mano amiga. Hay que dar para recibir y todas esas frases cursis pero ciertas que alguna vez leímos en el muro de alguien a quien después le hiciste bullying por escribirlo. 

Y mi frase favorita y en contexto a todo esto de no dejarse vencer: 
www.adstanton.com

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